Por Michelangelo Signorile (Traducción de Rafael Freda del artículo “Bareback and Reckless” aparecido en la revista OUT en julio de 1997. Reimpreso por permiso).

¿SOS POSITIVO O NEGATIVO? -le pregunto al apuesto muchacho de veintisiete años que conocí por Inter net. Acababa de enviarme su fotografía en archivo GIF: y responde a lo que describió con palabras.

Un metro ochenta, 180 libras, “apuesto, tipo italiano”, con un cuerpo delgado y musculoso. Su descricpión agrega que es un pasivo que puede hacerlo “durante horas”, que lo que le gusta es “sexo de montar en pelo” ( bareback sex ), y que lo mejor que puede hacer cualquier pareja sexual en perspectiva es “preguntar primero qué es eso.” También se llama “piel a piel”, ( skin-to-skin ) o “al desnudo” ( raw ), entre muchos otros términos: “going bareback”, muy simplemente, significa tener sexo anal sin condones.
- No estoy seguro de mi estatus –me contesta por la computadora.
- ¿Pensás que probablemente sos positivo? – le pregunto.
- Bueno, la última vez que me hice el test era negativo, pero no estoy seguro, porque me gusta que me la den sin forro y lo hice muchísimas veces – replica.
- ¿Te preocupa volverte positivo?
- Me preocupa, claro. Pero me encanta sin forro, por más que me preocupe.
“Pedro” me explica cómo arregla sus citas potenciales, asegurándose de que los tipos que levante tengan la onda de hacer sexo sin forro.
- Normalmente no pregunto sobre el estatus VIH de los tipos –dice
- Prefiero no saber, porque solamente agrega estrés.
Dice que generalmente no les permite que eyaculen dentro de él (“pero a veces pasa”), y que generalmente no traga el semen durante el sexo bucogenital, a no ser que el tipo “realmente esté bárbaro”.
- ¿Y qué pasa si te volvés positivo? –pregunto-. ¿Vale la pena?
- Bueno, preferiría seguir siendo negativo –me responde-. Pero con los médicos hoy es una enfermedad muy manejable. Probablemente no me moriré de eso.
- El asunto con esas drogas –le escribo, refiriéndome a los inhibidores de proteasa, el tipo de remedios para los que algunos equivocadamente hacen publicidad llamándolos “casi una cura” para el VIH- es que tengo amigos positivos que ya se están hundiendo: los cócteles funcionaron por un tiempo, pero ya no funcionan. También muchas veces tienen efectos colaterales terribles: diarreas violentas, cosas así. Además, nadie sabe cuánto tiempo los cócteles inhibirán al VIH, o lo tóxicos que resultarán en el largo plazo. Y te obligan a un régimen impresionante, a veces de veinte píldoras por día.
- Es importante –replica-, pero es manejable.
Nos encontramos a tomar un café. Pedro es cálido y atractivo, y su foto no miente: es muscular y sexy. Cuenta que tiene sexo generalmente con tipos que conoce por internet o en las discos, y la excitación de hacerlo sin forro hace que el sexo sea más picante. Pedro también va a bailar a todos los grandes eventos, las “fiestas del circuito” (1)  .
- Me encanta fiestear con cristal ( 2)  y con éxtasis –me dice, recordando una noche que pasó en un evento reciente del “circuito” en Nueva York-. Me pegó fortísimo: esa noche me fui a casa y mi ex compañero de cuarto me cogió dos horas seguidas sin forro.

Sería consolador decir simplemente que Pedro es uno de los muy pocos gays que a esta altura 3  siguen teniendo “poca educación” sobre el SIDA. Al fin y al cabo, la mayoría de la gente sabe que el líquido preseminal tiene alta concentración de VIH, ¿no es cierto? ¿Acaso no sabe todo el mundo que los inhibidores de proteasa no son joda? Y todo el mundo debe comprender que el sexo seguro es más importante ahora que nunca, con la posibilidad de que se esté desarrollando una cepa de super VIH resistente a las drogas. Pero no, lo más chocante es lo que Pedro me dice cuando le pregunto en qué trabaja.

-Trabajo en una empresa de servicios de salud – me responde.

Pedro es uno de dos docenas de hombres que entrevisté que o bien dicen que son negativos o que no están seguros de su estatus VIH: muchos de ellos son profesionales, con educación universitaria, que han decidido dejar de usar preservativos. De hecho, es uno de los más de doscientos cincuenta usuarios que tienen la palabra “bareback” en sus descripciones de Internet. Si esta súbita prevalencia de este rasgo en el ciberespacio indica algo, estos hombres son sólo la punta de un iceberg mucho más grande y peligroso. Su comportamiento, que parece haber sido muy influido por la llegada de los inhibidores de proteasa, puede tener un efecto devastador en los esfuerzos para contener la epidemia de VIH/SIDA, y en última instancia en toda la comunidad gay lésbica.

HACERLO SIN FORRO NO ES NADA NUEVO: Es una elección que los varones VIH positivos han enfrentado durante años.Aunque algunos profesionales médicos advierten contra la “reinfección” con otras variantes de VIH y de otras ETS (enfermedades de transmisión sexual), algunos eligen no usar preservativos cuando hacen de pasivos o cuando tienen cualquier tipo de sexo con otros hombres seropositivos.

Sin embargo, es imposible saber hasta qué punto se ha esparcido la práctica de hacer sexo seguro premeditamente sin protección, porque la misma excitación de hacerlo así se presenta entre hombres que se implican en situaciones de sexo anónimo con múltiples parejas: hombres que eran negativos la última vez que se testearon, o que nunca se hicieron el test.

Lugares para chatear sobre sexo “bareback” han aparecido como hongos por toda Internet, y las fiestas de sexo desprotegido donde los hombres seronegativos se mezclan con los sexopositivos son ahora bastante comunes. La revista “Poz”, que a veces parece tan extrañamente buscar darle glamour al SIDA, incluso imprimió recientemente un artículo elogiando los goces del sexo desprotegido (el redactor seropositivo dijo que “no podía hacer comentarios” sobre hombres seronegativos haciendo sexo desprotegido). Algunos gays creen que si los inhibidores de proteasa reducen la carga viral a niveles indetectables no hay razón para preocuparse sobre infección o reinfección, aunque ningún estudio respalde esta presunción.
La mayoría de los esfuerzos de prevención de VIH de los años recientes se han centrado en hombres que “se descuidan” en el calor de la pasión o mientras consumen drogas o alcohol, o, en menor medida, en hombres que (sic) se enamoran y deciden hacer sexo sin preservativo con su pareja. La idea de que tipos “rápidos” pero seronegativos como Pedro puedan conscientemente decidir dejar de usar preservativos parecía ser, bien, inconcebible: particularmente antes de los inhibidores de proteasa. Pero resulta claro que es un fenómeno alarmante.

Incluso más aterradora es una nueva tendencia paralela a erotizar el virus, donde hay hombres que en hablan realmente de “desear” tanto infectar a otros (si son positivos) o infectarse (si son negativos). Un hombre VIH positivo con el que hablé, un proctólogo del Medio Oeste, me dijo que le encantaría darme “el don”, como llamaba al VIH. Usando un seudónimo, le dije que yo era seronegativo pero estaba cansado de usar preservativos.

- Ése es el punto – me respondió-. Ya no tenés que seguirlos usando. Con las nuevas drogas, ser VIH positivo ya no es un problema grande. Es un milagro. Por eso, a este punto, el VIH es un don.

En un sitio web llamado “Sexo Extremo”, hay gays que de hecho hablan de “dar el regalo” y de recibir “esa leche caliente y positiva”. Algunos lamentan sus dificultades para infectarse: “Parece que todavía no recibí una cepa que sea adecuadamente virulenta”. Recordando una fiesta de sexo sin preservativo donde hombres seronegativos y seropositivos se reunieron sin revelar su estatus VIH, un hombre antes seronegativo narra cómo dos semanas después su test le dio positivo. Escribe que en casa, con su pareja “una cosa llevó a la otra. Cogimos un poco, hablamos un poco. “¿Y entonces ahora me estás infectando a mí?, me preguntó, con voz muy baja. “Sí, eso hago”-dije.”

John McCoy, un reportero gay del diario Voz de Dallas, escribió un artículo sobre ese sitio web en abril de 1997, y entrevistó al hombre que lo fundó, que se presenta por el monitor solamente con el nombre de PigBotm 4  .PigBotm le dijo a McCoy que conocía a hombres que habían dado una fiesta cuando supieron que se habían vuelto positivos. Gary Shelden, un programador de computadoras de San Francisco,de 45 años, a quien McCoy describe como “un converso VIH por voluntad” le dijo a McCoy que había intencionadamente pasado por alto las precaciones de sexo seguro con hombres que él sabía eran seropositivos.

-Por supuesto que yo no estaba acostumbrado a hacer sexo seguro –explicó Sheleden, que había justamente terminado una relación monógama de dieciséis años en la que no usaban preservativos-. Descubrí que ser VIH negativo era un obstáculo para mi vida sexual, y mi vida sexual es muy importante para mí.

Shelden comenzó a usar inhibidores de proteasa, pagados por una empresa de medicina prepaga, hizo bajar su carga viral, y le dijo a McCoy que el VIH “no tuvo ningún efecto que se notara en mi vida.”

Como bastantes de los hombres metidos en sexo desprotegido que entrevisté y con los que chateé por Internet, Shelden y PigBOtm hablan de la infección VIH como si ahora fuera una inconveniencia menor. De modo similar, McCoy descubrió que los hombres metidos en sexo inseguro sentían desdén por los defensores de la prevención del SIDA y por el gobierno, y que concebían como “traidores” sexonegativos a los que criticaban sus comportamientos.

- Nuestras vidas sexuales no son cosas de poca monta” me dijo un hombre de Washington, en defensa del sexo desprotegido. Dice que él es todavía seronegativo, y se hace testear cada seis meses. Si acaso se vuelve seropositivo, su plan es comenzar a usar inhibidores de proteasa inmediatamente.

- Es homofóbico de tu parte que me digas que no debería poner mi sexo, mi sexo homosexual, como prioridad tope de mi vida. Los heterosexuales corren riesgos similares para tener bebés. Por ejemplo, hay una gran cantidad de mujeres a las que sus médicos les dicen que, por la razón que sea, es peligroso para ellas quedar embarazadas. Pero quedan embarazadas lo mismo. Eso se considera una razón justificable para correr un riesgo, ¿y esto no es una razón justificable? Para mí, eso es simple y llanamente homofobia.

A medida que el sexo sin preservativo se hace más popular, la lista de racionalizaciones que ofrecen los gays que sienten nostalgia del sexo sin preservativo se hace más larga. Pero como hemos visto, y como Gabriel Rotello lo demuestra claramente en su libro “Ecología Sexual”, para mantener la seroprevalencia en la comunidad gay mayor suficientemente alta para que la epidemia continúe creciendo sin descanso se necesita solamente un meollo 5  , un puñado de personas que tengan sexo inseguro con parejas múltiples. Ahora estamos enfrentados con las que quizás sean las más desafiantes y aterradoras preguntas con que la epidemia de SIDA nos haya enfrentado: ¿seremos capaces de resistir oleada tras oleada de infecciones VIH?,¿Qué ocurrirá si los inhibidores de proteasa siguen el camino del AZT y comienzan a dejar de ser eficaces?,¿Cómo continuaremos consiguiendo fondos del gobierno, por los que peleamos tanto, y la compasión de nuestros amigos progresistas, cuando se enteren de que un grupo pequeño pero creciente de gente dentro de nuestra propia comunidad se están comportando de un modo descontrolado y egoísta?, ¿Cuántas lesbianas y cuántos gays no dejarán caer los brazos, asqueados y angustiados, y con justicia?

Y quizás la pregunta más importante, ¿qué harán ahora los líderes de prevención VIH? Habiendo descubierto lo difícil que es adecuarse para tratar con hombres que “se descuidan”, ahora tienen que negociar con lo que podría ser una cantidad significativa de personas que están voluntaria y a veces furiosamente desafiando los esfuerzos del sexo seguro, rebelándose contra el resto de nosotros, y con ello manteniendo la transmisión VIH en expansión, con lo que afectan adversamente el mundo gay íntegro.

Las respuestas están lejos de ser fáciles, pero esto es mucho más claro: lo que parecía ser un brillante y glorioso furuto, un fin de la epidemia, puede fácilmente volverse un desastre para todos nosotros, uno peor de los que hemos visto hasta ahora. Hace más de quince años, cuando el SIDA por primera vez salió a la luz, muchos de nosotros hicimos como el avestruz y metimos la cabeza en la arena y, junto con el gobierno y los medios, permitimos que la situación se descontrolara. ¿No aprenderemos de nuestro propio pasado?. 6

Notas:

 1 Aquí no han llegado todavía; pero como me dijo Juan José Sebreli al respecto, “si es moda en Estados Unidos, antes o después va a llegar”. A no ser que hagamos algo para evitarlo.

2 Metanfetamina, una droga recreativa de consumo muy popular en la subcultura gay yanqui.